¿Qué es la rueda de la vida y como salir de ella?
¿Qué es la rueda de la vida y como salir de ella?
El
Samsara, es un concepto central, que incluye al hinduismo, budismo, jainismo y
sijismo (Cabalistas judíos y cristianos reformados). Se refiere al ciclo de
nacimiento, muerte y renacimiento continuo que experimentan los seres vivos en
el mundo material.
Según
esta creencia, los seres humanos, así como los animales, y otros seres, están
atrapados en este ciclo, en el que cada nueva vida se ve afectada por las
acciones y las consecuencias de las vidas anteriores.
El
objetivo de la mayoría de las religiones y filosofías es escapar del samsara y
alcanzar la liberación del ciclo de renacimiento.
Esto
se logra a través del conocimiento y la práctica espiritual adecuados, como la
meditación, y la realización de acciones virtuosas. La liberación del samsara
se llama moksha (en hinduismo y jainismo) o nirvana (en budismo) y resurrección
para vida en el cristianismo.
En el ciclo de
vidas impuras dentro de la rueda de la vida material o samsara, nadie disfruta
de una liberación permanente; todos han de experimentar una y otra vez los
sufrimientos de las enfermedades, el envejecimiento, la muerte y el
renacimiento incontrolado, vida tras vida sin fin.
En el ciclo de
vidas impuras existen varios reinos o mundos impuros en los que podemos
renacer: los tres reinos inferiores –el de los animales, el de los espíritus
codiciosos y el de los seres de los infiernos– y los tres reinos superiores –el
de los dioses, el de los semidioses y el de los seres humanos–.
De todos ellos,
el reino de los infiernos es el peor y es el percibido por la mente más
negativa. El mundo animal es menos impuro, y el de los seres humanos lo es
menos que el que perciben los animales. Sin embargo, en todos los reinos hay
sufrimiento.
Cuando
renacemos como un ser humano tenemos que experimentar el sufrimiento propio de
los seres humanos, cuando renacemos como un animal, el propio de los animales,
y cuando renacemos como un ser de los infiernos, esta es la forma de vida más
baja de todos los reinos.
Con esta
contemplación comprendemos que disfrutar de una liberación temporal de un
determinado sufrimiento no es suficiente; es imperativo alcanzar la liberación
permanente de los sufrimientos de esta vida y de las innumerables vidas
futuras.
Es necesario romper
con el ciclo de la vida material y de sufrimiento, para poder gozar de una vida
completamente espiritual.
En cuanto al
ciclo de la humanidad, está claro que nuestra felicidad depende de nuestra paz
interior, y no de lo favorables que sean las condiciones externas.
Aunque estas
sean desfavorables, si mantenemos la mente apacible en todo momento, seremos
siempre felices.
Cuando sus
mentes están apacibles y tranquilas son verdaderamente felices; Pero si sus
mentes no están en paz, no son felices, aunque las condiciones externas sean
perfectas. Esto demuestra que la felicidad depende de la paz mental. ¡No hay
nada que tenga mayor significado que esto!
Nuestra vida
presente es solo una, pero las futuras son innumerables. Por lo tanto, sin
lugar a duda, las vidas futuras son más importantes que esta vida.
·
La iluminación.
Cuando
alcancemos la iluminación, habremos calmado la sed de nuestros deseos temporales
y podremos satisfacer las necesidades de todos a nuestro alrededor.
Nos habremos
liberado de manera permanente de los sufrimientos de esta vida y de las
futuras, y cada día podremos beneficiar de manera directa a todos los seres
sintientes. Por lo tanto, el logro de la iluminación es el verdadero
significado de la vida humana.
La iluminación
es la luz interior de la sabiduría que está libre para siempre de las
apariencias equívocas y cuya función es proporcionar cada día paz mental a
todos los seres sintientes. Ahora hemos obtenido un renacimiento humano y
tenemos la oportunidad de alcanzar la iluminación por medio de la práctica del
amor y la verdad.
Por lo tanto,
ya que en el futuro será muy difícil encontrar tan preciosa oportunidad, sería
la mayor pérdida y la peor necedad desperdiciarla en actividades sin sentido.
Buda lo ilustra
con la siguiente analogía en uno de los textos sagrados (o Sutras), en el que
pregunta a sus discípulos: «Imaginad que hay un inmenso y profundo océano, tan
grande como este mundo, sobre el que flota una argolla de oro, y que en el
fondo vive una tortuga ciega que sube a la superficie una vez cada cien mil
años. ¿Cuántas posibilidades habría de que introdujera la cabeza dentro de la
argolla?». Ananda, su discípulo, contestó que, sin lugar a duda, muy pocas.
En este
contexto, el inmenso y profundo océano se refiere al samsara, el ciclo de vidas
impuras que hemos experimentado sin cesar desde tiempo sin principio, vida tras
vida de manera continua.
La argolla de
oro se refiere a la práctica de las enseñanzas del equilibrio, el amor y la
verdad; y la tortuga ciega, a uno mismo.
Aunque
físicamente no seamos una tortuga, mentalmente no hay mucha diferencia; y
aunque nuestros ojos físicos no estén ciegos, el ojo de nuestra sabiduría sí lo
está. Durante la mayoría de nuestras vidas pasadas hemos permanecido en el
fondo del océano del samsara, en los tres reinos inferiores –el de los
animales, el de los espíritus almáticos y el de los seres de los infiernos–
Ahora he
llegado brevemente al mundo humano y tengo la oportunidad de alcanzar la
liberación permanente del sufrimiento y la felicidad suprema de la iluminación
con la práctica del amor y la verdad. Desperdiciar esta preciosa oportunidad
dedicándome a actividades sin sentido sería la mayor pérdida y la peor necedad.
Pensamos de
este modo y tomamos la firme determinación de practicar ahora, mientras
tengamos la oportunidad, el equilibrio del alma con el todo, las enseñanzas
sobre la renuncia, la compasión universal y la visión profunda del amor y la
verdad.
Si practicamos
el amor y la verdad en esta vida humana, podemos alcanzar la paz mental suprema
e imperecedera, conocida como nirvana, y la iluminación final. Puesto que estos
logros no nos decepcionan y son estados de felicidad última, constituyen el
verdadero significado de nuestra existencia humana.
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