¿Existe la Muerte?
Por. Milton Alonso Granados.
Evangelio Eterno del Principio y Fin de los
Siglos.
Según la Biblia la muerte entró a este mundo por causa
del pecado o sea que en Adán todos mueren de la misma forma que en Cristo todos viven.
Si nos apegamos a las buenas noticias de la palabra de
Dios entonces deberíamos de creer que la inmortalidad o vida eterna ha salido a
la luz a través de la revelación o verdad contenida en su evangelio. Entonces si
la inmortalidad ya nos alcanzó, una vez más me pregunto yo ¿existe la muerte?
2 Timoteo 1. 10pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de
nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó
la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el
evangelio.
Para entender un poco más a profundidad el tema
tratado debemos partir sobre las bases o principios científicos en donde se nos
enseña que: “La materia no
se destruye, solo se transforma.”
Por ejemplo, la fuerza de un río mueve las turbinas de
una planta hidroeléctrica generando electricidad, ahora esta electricidad que
inició con la fuerza o empuje de las aguas es transformada en calor o vapor que
a su vez vuelve a su fuente original (el río) o se transforma nuevamente
alimentando las plantas o árboles que están a nuestro alrededor.
En esta vida estamos tan integrados o entrelazados con
todo aquello que nos rodea que es difícil poder explicar o probar la no
existencia o muerte.
Con la desaparición de nuestro cuerpo físico, no desaparece nuestra marca o sello personal con que hemos entregado o compartido parte de nuestra vida o energía al generar acciones y reacciones.
Con la desaparición de nuestro cuerpo físico, no desaparece nuestra marca o sello personal con que hemos entregado o compartido parte de nuestra vida o energía al generar acciones y reacciones.
El padre o madre ha dejado parte de su vida y de su
inteligencia depositada en sus hijos.
Cuando, por ejemplo, decidimos plantar un árbol, con nuestra acción iniciamos un sinfín de cambios que perdurarán y se modificarán por siempre.
Cuando, por ejemplo, decidimos plantar un árbol, con nuestra acción iniciamos un sinfín de cambios que perdurarán y se modificarán por siempre.
Las hojas del árbol caerán y nacerán nuevamente, las
aves anidarán en él, el viento chocando con sus ramas cambiará de dirección
constantemente de tal modo que una pequeña acción de nuestra parte a generado
una reacción en cadena o eco repetitivo que ha encontrado
su principio, pero no su fin.
Para poder ser capaces de entender y explicar nuestra existencia debemos
tener en cuenta que toda acción genera una reacción, razón por la que en esta sinfonía
universal encontramos que no hay nada nuevo bajo el sol puesto que todo: “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y
Dios restaura lo que pasó.” Eclesiastés 3:15.
Todo aquello que hoy vemos, ha sido plantado,
fotocopiado o materializado de lo que no se ve. (Hebreos 11:3)
Estos son los
orígenes de los cielos y la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo (la tierra y los
cielos,) y toda planta del campo antes que
fuese en la tierra. Génesis
2:4,5.
Génesis 2. 8Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
Por ejemplo, existe un Edén en el cielo en donde se nos dice
que la familia divina fue separada a causa del pecado o rebelión de uno que
arrastró tras de sí la tercera parte de los espíritus o criaturas celestiales.
Ezequiel 28.13En Edén (Heb. Kden, delicia, placer, deleite, lugares
amplios) en el huerto de Dios estuviste …los primores de tus tamboriles y
flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. 14Tú, querubín grande, protector…allí estuviste…15Perfecto eras en todos tus caminos desde
el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. 16…pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios (Paraíso).
En nuestro Edén
terrenal fue Adán quien separó la raza humana al arrastrarla
tras de sí a causa de su pecado o rebelión.
Génesis 2. 23Y lo sacó Jehová del huerto
del Edén… (Heb. Kden, delicia,
placer, deleite) 24Echó, pues, fuera al hombre, y
puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se
revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la
vida.
Aquí podemos notar que la acción que tuvo lugar en lo
eterno también repercutió o fue reproducida en lo terrenal y temporal de nuestra
humana existencia.
Lo interesante aquí es notar que, así como
el frio y el calor, o la noche y el día tienden a “cancelarse el uno al otro,”
de este mismo modo, la vida entró a este mundo para sacar o cancelar la muerte de
una vez y para siempre.
1 Corintios 15.22Porque, así como
en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
Entre la lista de rudimentos o principios de la enseñanza
inicial o básica que según el libro a los hebreos deben ser quitados por el
creyente están: “La resurrección de los muertos y
el juicio eterno.” La razón de esto pareciera ser clara: Cristo ha
recibido el castigo de la humanidad sobre sí, y por tanto ha pagado la deuda en
su totalidad.
Sobre Él se han ejecutado los juicios divinos. Además, al haberse quitado la muerte, ya no hay muertos
que puedan resucitar, o sea, la persona solo pasa de un estado a otro,
o de una dimensión terrenal a una que es eterna y espiritual.
Romanos 5.17Pues
si por la transgresión de uno solo
reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo,
Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la
justicia.
La gloria con que esta persona “resucite” o reaparezca será
potenciada o limitada según la luz que este haya logrado recibir mientras
estuvo en su cuerpo, de modo que la nueva gloria podría ser semejante a la de
del Sol, la Luna o las Estrellas. Por supuesto que no
podemos olvidar que la mayor gloria para el creyente es pertenecer al cuerpo o casa en
que por nuestra unión llegamos a ser uno con Él.
Pero, y si quitamos el ministerio de
condenación o juicio eterno ¿qué queda para aquel que cuya semilla no alcanza para ser transformado en un cuerpo celestial o divino? (1
Corintios 15:35-38;1 Corintios 15:39-41)
Sin duda que la semilla o naturaleza de aquello que ha
sido acumulado en este mundo material habrá de determinar la gloria o
transformación que reciba quién parte de este cuerpo al siguiente.
¿Evoluciona entonces el hombre? La respuesta es:
¡Sí!, el destino del ser humano es cambiar
o ser transformado de un estado de materia temporal hacia lo eterno.
Por supuesto que, no hablamos de la evolución desde el
punto de vista humano, sino más bien desde el punto de vista eterno, según aquello que ha sido determinado en las leyes de
Dios.
Romanos 8. 29Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para
que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
En el libro a los Corintios, el apóstol Pablo hablando
acerca de la resurrección o transformación de los cuerpos y sus materias
asegura que: Existen diferentes cuerpos, tanto animales como
espirituales, y que además existen diferentes carnes y cuerpos dentro de toda esta
creación material y celestial.
Sí entendemos que Dios terminó con el mundo de Noé, solo
para reiniciar el proceso y trato con el hombre una vez más; y si nos damos
cuenta de que el ser humano a habitado este planeta desde hace muchísimo
tiempo, entonces entenderemos que nosotros sus hijos hemos sido privilegiados
de escapar este mundo material hacia un reino o plano dimensional eterno en que
somos integrados con Él a reinar para siempre sobre la dimensión de lo eterno y
lo material.
Mientras tanto, los hijos del primer Adán que no son convertidos
o transformados a una gloria celestial habrán de permanecer por siempre presos de
la materia y el polvo, en donde la zozobra de la angustia y el dolor será parte
de la mesa o pan perteneciente al siglo malo y su dimensión temporal.
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