Ruptura Angélical (Contratados) Nuestro Pecado Original.



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La eternidad, el principio y fin de los tiempos.

Aclarando el Misterio Escondido de los Siglos. Efesios 3:9


  • El Principio del Mal.

Por. Milton Alonso Granados.
Ministerio de la Eternidad, Principio y Fin de los Siglos.


El principio del mal, la creación del Universo y nuestro verdadero pecado original se entrelazan entre sí para darnos la respuesta al misterio oculto de los Siglos en Dios, y a la razón de nuestra existencia.

Cuando en la escritura se hace mención del ángel más poderoso jamás creado, calificativos no faltan para describir la grandeza de 1Lucero o Hijo de la mañana; también conocido como: 2Sello de Perfección, lleno de sabiduría y acabado de hermosura. A causa de su sabiduría y por ser 3perfecto en todos sus caminos desde el día de su creación se le dio el honor de ser el querubín grande y protector del monte de Dios; de modo que por su posición siempre fue el ser más próximo al trono y más parecido a Dios.

El día de su creación fue motivo de gozo, por lo que con traje de toda clase de piedras preciosas fue cubierto y el cielo, no pudo más que ofrecer la mayor de las fiestas en honor de tal magnificencia y esplendor de hermosura y perfección.    1Isaías 14:12. 2Ezequiel 28:12. 3Ezequiel 28:13-15.

La palabra nos enseña que en el cielo existen nueve diferentes clases de seres espirituales; pudiendo ser estos: Ángeles, Arcángeles, Principados, Potestades, Autoridades, Dominios, Tronos, Querubines, y Serafines.

Lucero hijo de la mañana estaba situado al más alto nivel en cuanto a jerarquía, grado de poder y autoridad; siendo que era el “querubín protector” del monte o templo de Dios ministrado por Serafines; en resumen, no había otro ser en el cielo que estuviera más cerca de Dios y gozara de más honor y confianza que él.

Como se puede ver, Dios no tuvo contemplaciones en crear un ser tan perfecto, tan hermoso y parecido a Él. La palabra nos dice que fue tal belleza y la hermosura de su esplendor la que en principio causaron la corrupción y transformación de una naturaleza de sabiduría y luz a una de caos, confusión y oscuridad.

Dentro de este poderoso ser la vanidad comenzó a crecer como espuma, a tal grado que decía en su corazón: “en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte…y seré semejante al Altísimo. Isaías 14:13,14.

La idea inicial de extender el cielo y crear un trono adicional no parecía tan mal, no al menos para todos aquellos que admiraban a diario toda la gloria y esplendor con que “Sello de Perfección” había sido creado.

Tomando ventaja de su posición y hermosura “el Sello de la Perfección” pone a prueba la familia divina, y acto seguido comienza su gran campaña de convencimiento y reclutamiento a través de vínculos legales o contrataciones.

Ezequiel 28. 16A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios…17Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor...18Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario.

Esta sin duda fue una campaña exitosa que no solo puso a prueba la familia del cielo, sino que también causo un choque de fuerzas poderosísimas mediante las que el cielo fue roto y separado en dos. La parte espiritual y eterna fue separada de lo que ahora sería un mundo material o prisión temporal creada con el propósito de renovar, redimir y reunificar la gran familia celestial (Colosenses 1:19,20).


El gran respaldo y apoyo obtenido en su primera campaña mediante el convencimiento -para unos- y el engaño -a los otros- (San Juan 8:43,44), no hizo más que dar pie a la multiplicación de sus contrataciones; razón por la que fue lleno de iniquidad y en su vanidad y envidia ardió el deseo de no ser en nada inferior a su Creador.

Recordemos que antes de la división nunca hubo sentimientos de grandeza o de inferioridad; en el cielo siempre hubo respeto y admiración mutua en medio de la santidad divina.

Por no existir pecado, no había sentimientos de celos, envidia, altivez u orgullo, por lo que cada ser teniendo su propia gloria o semejanza divina se gozaba teniendo su belleza en igualdad de amor y pureza; compartiendo así un sentimiento de armonía e igualdad los unos con los otros. 



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Aclarando el Misterio Escondido de los Siglos. Efesios 3:9


  • El cielo se rompe- ¡El traidor, es traicionado!


Como primera medida correctiva ante el avance de las contrataciones, Dios removió a Luzbel del monte del testimonio por lo que no sería ya más su querubín protector. Aquel que hasta entonces había sido perfecto en todos sus caminos (Ezequiel 28:15); No quiso arrepentirse, sino que aumentó sus rebeliones.

¿Cómo caíste desde el cielo, estrella brillante, hijo de la Aurora? Biblia Latinoamericana.

Esta explosión de poderes mediante el cual la estrella que brillaba al corromper su núcleo o naturaleza provoca la ruptura del universo divino separándolo en dos mundos, uno espiritual y de luz, y otro material en que la oscuridad quedaría atrapada hasta los tiempos del fin o restauración de todas las cosas. Hechos 3:21.

Por esta causa y ante tal actitud de confrontación, no hubo otra salida más que dar paso al “Gran conflicto cósmico o batalla bidimensional de los Siglos”.

En definitiva, aquel deseo aparentemente “sin ninguna mala intención” por extender los cielos y edificar un segundo trono; en principio pareció -a los hijos de Dios- no tener nada de malo; Aunque a decir verdad ¡Sí lo era y mucho!

La batalla fue inevitable, ésta no era una de propuestas; sino una en la que las verdaderas intenciones quedarían por primera vez expuestas a través de las primeras “acciones descriptivamente violentas que el universo divino llegara a conocer”.


La consigna parecía ser: “ganar o morir”. Teniendo todo a su favor, Satanás y los suyos tomaron considerable ventaja por lo que todo parecía salir conforme a lo planificado por aquel que contaba con casi la totalidad del cuerpo angelical.

Sin embargo, algo extraño comenzaba a suceder en medio de la batalla y las cosas no salían conforme lo había planeado el que hasta entonces había sido el Sello de Perfección. Muchos de los espíritus convencidos –pero no convertidos- al contemplar por primera vez el horror de una batalla se dieron cuenta del error y la maldad de aquello a lo que inocentemente (nunca habían conocido el pecado) habían sido arrastrados; razón por la que, aun a riesgo de perderlo todo (había un contrato de por medio) decidieron retener lo que quedaba de su dignidad; después de haber pecado en contra del cielo y de sí mismos y arriesgando no ser perdonados se unen nuevamente bajo el estandarte divino al mando del arcángel Miguel para así expulsar el mal del cielo hacia la tierra en donde habrá de continuar la batalla bidimensional (espíritus interactuando en un mundo material) y en donde finalmente el mal es derrotado y los cielos y la tierra son nuevamente reconciliados. (Colosenses 1:20; Apocalipsis 12:7-9)

Colosenses 1. 20y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Producto de esto las fuerzas del ejército contrario a Dios se debilitaron a tal grado que los cálculos más detallados jamás hechos (por el ser más sabio hasta entonces creado) fallaron y la balanza poco a poco se inclinó a favor de Miguel y los suyos.

¡Todos los contratos estaban a mano y eran válidos! El problema estaba en que “no todos los contratados” estaban dispuestos a continuar con la locura ¡de tal compromiso legal!

Todos estos contratos sumarían una mayoría simple, por lo que de haber sido hechos efectivos habrían significado un cambio de orden en el gobierno celestial; Por lo que Luzbel finalmente habría conseguido establecer su trono en el monte de Dios.

Satanás había sido infiel a su Dios y por primera vez en la historia de la creación, un ser estaba cosechando el fruto de sus acciones. El Traidor, herido y traicionado, peleo ferozmente hasta el fin; su odio era sin límites en contra de Miguel y los hijos que decidieron permanecer al lado de su Padre.

Pero aún mayor era el aborrecimiento en contra de aquellos que con “su infidelidad” rompían el contrato e inclinaban la balanza en su contra. Aquellos que en adelante señalaría con furia destructiva y condenatoria como responsables de traición y causantes directos de su derrota.

Finalmente, el padre de mentira es expulsado y los cielos quedan conmovidos sin poder todavía comprender en su totalidad lo que ahí había sucedido. La mancha de pecado se había extendido y gran parte de la creación había sido de un modo u otro contaminada.

Apocalipsis 12. 7Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

Los pecadores rebeldes habían sido expulsados (Apocalipsis 12:9); pero todavía existía pecado en el cielo; muchos de los que arrepentidos contribuyeron a la victoria habían sido tocados por la mancha del mal al haber en principio acordado mediante contrato entregar sus vidas a quien había sido hasta entonces el gran Querubín Protector; convertido ahora en sello de maldad e imperfección; príncipe de este mundo, dios de este Siglo etc.

La ira del dios de este mundo se enfoca ahora sobre todo aquel que necesitando redención es nacido dentro de su reino terrenal en busca de salvación.

Apocalipsis 12. 17Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer (Eva, la iglesia, los hijos de Dios etc.); y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella.

El producto del pecado es la muerte, y ahora los hijos de Dios habrían de participar de carne y sangre de modo que en la cruz encuentren la justicia, el juicio, el perdón, la muerte y la resurrección que les habilite nuevamente restaurar su naturaleza perdida y regresar así nuevamente a casa en una nueva, completa y más gloriosa restauración.



Hebreos 2.14Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo.


El Divino Conocimiento del Bien y del Mal                                                                                                                     






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